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Por qué tu empresa necesita gobernanza de IA (antes de que sea tarde)

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Por qué tu empresa necesita gobernanza de IA (antes de que sea tarde)

«Solo aplica a empresas que crean IA, no a nosotros que la usamos.»

Esta es probablemente la creencia más peligrosa sobre el EU AI Act. Y es completamente falsa.

A ver, el AI Act distingue dos roles con obligaciones muy distintas. Por un lado están los Providers (los que crean la IA, como OpenAI o Google), y por otro los Deployers (cualquier empresa que use IA en su día a día profesional). Si tu equipo usa ChatGPT para atención al cliente, Copilot para programar, o cualquier herramienta de IA para tomar decisiones de negocio, eres un deployer. Y sí, eso significa que tienes obligaciones legales.

Ahora, la parte importante que nadie te cuenta: no entres en pánico con las fechas. El AI Act tiene una implementación escalonada donde el nivel de obligaciones depende totalmente del riesgo de tu caso de uso. En febrero de 2025 solo entraron en vigor las prácticas prohibidas (cosas como social scoring, manipulación subliminal o reconocimiento emocional en trabajo y escuelas). Usar ChatGPT para redactar emails o informes NO entra aquí. Las obligaciones completas para sistemas de alto riesgo (RRHH, crédito, decisiones que afectan derechos fundamentales) no llegan hasta agosto de 2026. Entre medio, solo hay requisitos básicos de transparencia para chatbots y contenido generado por IA.

La realidad es que la mayoría de usos corporativos de IA caen en «riesgo mínimo» o «transparencia». Pero aquí está el verdadero problema: muchas empresas no saben clasificar sus casos de uso. Usan IA para filtrar candidatos creyendo que es «bajo riesgo», cuando en realidad están manejando un sistema de alto riesgo con obligaciones estrictas que entran en vigor en 2026.

Qué es realmente la gobernanza de IA

Si no tienes unas reglas claras sobre cómo usar la IA en tu empresa (eso es la gobernanza), tu sistema acabará discriminando candidatos sin que te des cuenta, o tu chatbot dará información incorrecta, y tú pagarás la multa. Tan simple como eso.

Piénsalo como las reglas de tráfico. Puedes conducir sin conocerlas, pero cuando te multen (o provoques un accidente), nadie aceptará «no sabía» como excusa. La gobernanza de IA es básicamente un conjunto de políticas, procesos y controles que aseguran que usas inteligencia artificial de forma responsable, legal y que no te explote en la cara.

Esto cubre cinco áreas principales. Primero está la ética y responsabilidad, que es más importante de lo que parece. ¿Tu IA discrimina sin que te des cuenta? Pasa más de lo que crees. Amazon desarrolló un sistema de IA para reclutamiento que rechazaba CVs de mujeres porque se entrenó con datos históricos sesgados (mayoritariamente masculinos). Tuvieron que eliminarlo completamente. Luego está la gestión de riesgos, donde te preguntas cosas como qué pasa si tu chatbot da información médica incorrecta, o si tu sistema de pricing discrimina por código postal sin que lo sepas.

El cumplimiento legal es obvio pero brutal. El EU AI Act establece multas de hasta 35 millones de euros o el 7% de tu facturación global. Y sí, ya está en vigor. También necesitas controles técnicos (monitoreo de comportamiento, detección de sesgos, trazabilidad de decisiones) y una estructura organizativa clara donde quede definido quién decide qué, quién supervisa, y sobre todo, quién responde cuando algo falla.

El problema que nadie ve venir

La mayoría de empresas creen que la IA es un «tema de IT» o «de los desarrolladores». Error garrafal.

El verdadero problema es que tus empleados ya están usando IA todos los días. Lo llaman «Shadow AI» (IA en la sombra), y según Gartner, el 40% de ejecutivos reportan un aumento en su uso. Esto significa que marketing está usando ChatGPT para generar contenido de clientes sin revisar si la información es real, RRHH está usando herramientas de screening de CVs que discriminan por edad (sin saberlo), ventas está usando IA para scoring de leads que probablemente viola GDPR, y soporte está usando chatbots que pueden estar filtrando información confidencial.

Ninguno de estos equipos sabe que son «deployers» bajo el AI Act. Ninguno ha evaluado si su uso es alto riesgo. Ninguno documenta las decisiones automatizadas cuando debería. Y aquí viene lo interesante: todos podrían estar exponiendo a la empresa a multas millonarias y demandas si no clasifican y gestionan correctamente sus casos de uso antes de 2026.

Por qué esto te afecta aunque no vendas IA

Aquí está lo que mucha gente no entiende del EU AI Act: no importa si tu empresa está en España, México o Argentina. Si vendes a clientes europeos o procesas datos de europeos, te aplica. Igual que pasó con el GDPR. Tampoco importa si «solo usas» IA y no la creas. El AI Act define «deployer» como cualquier empresa que use IA en contexto profesional.

Eso te incluye.

Las obligaciones ya tienen calendario definido, pero no son iguales para todos. En febrero de 2025 entraron las prohibiciones de prácticas de riesgo inaceptable (social scoring, manipulación). En agosto de 2025 llegan las obligaciones para modelos de IA de propósito general. El deadline gordo es agosto de 2026, cuando entra el compliance completo para sistemas de alto riesgo (RRHH, crédito, salud, educación). Y los sistemas legacy que no se han modificado sustancialmente tienen hasta agosto de 2027.

La clave está en saber clasificar tus casos de uso. Usar ChatGPT para redactar emails tiene requisitos mínimos (básicamente ninguno). Usarlo para decidir a quién contratar o despedir es alto riesgo y necesita compliance completo para 2026.

Ojo con esto: «Pero nosotros solo usamos ChatGPT para emails y resúmenes», dirás. Perfecto, eso es riesgo mínimo y tiene requisitos básicos o nulos. Aquí no hay drama. ¿Pero y si alguien en tu empresa empieza a usarlo para filtrar candidatos, evaluar desempeño, decidir créditos o financiación, hacer scoring de clientes para servicios esenciales, o tomar decisiones automatizadas que afectan derechos fundamentales? Automáticamente pasa a sistema de alto riesgo.

Para agosto 2026 vas a necesitar evaluación de impacto en derechos fundamentales, supervisión humana documentada, monitorización continua, logs durante 6 meses mínimo, y cumplimiento estricto de GDPR. El problema no es usar IA. El problema es no saber qué nivel de riesgo tienes.

Cómo empezar (sin volverse loco en el intento)

La gobernanza de IA suena intimidante, pero empezar es más simple de lo que crees. Lo ideal es comenzar por hacer un inventario de todas las herramientas con IA que usa tu empresa. Y cuando digo todas, me refiero a subscripciones evidentes como ChatGPT o Copilot, pero también herramientas específicas de departamentos (RRHH, ventas, marketing), sistemas integrados (tu CRM probablemente tiene IA), y sobre todo el «Shadow AI» (pregunta a tus equipos qué usan aunque no esté oficialmente aprobado, porque te vas a sorprender).

Una vez tienes la lista, toca clasificar el riesgo básico. Para cada herramienta pregúntate si toma decisiones sobre personas (contratación, evaluación, crédito), si afecta derechos fundamentales, si genera contenido público, o si procesa datos personales. Existen herramientas gratuitas para ayudarte a clasificar el riesgo, así que no tienes que ser abogado especializado para empezar.

Luego necesitas documentar una política de uso básica. No estamos hablando de un manual de 200 páginas (sinceramente, nadie lo va a leer). Una página bien hecha donde quede claro quién puede usar qué herramientas, qué usos están expresamente prohibidos (ejemplo clásico: nunca subir datos de clientes a ChatGPT gratuito), la obligación de revisar outputs antes de usarlos en decisiones importantes, y a quién reportar si algo sale mal.

Y aquí viene algo importante: la formación básica en IA será obligatoria para sistemas de alto riesgo. No necesitas que tu gente haga un máster en machine learning. Necesitas que sepan qué es la IA y qué NO es (sorprendentemente, mucha gente no lo tiene claro), sus limitaciones principales (alucinaciones, sesgos), las obligaciones legales básicas según el uso que le den, y cuándo deben pedir ayuda en lugar de improvisar. Aunque no sea obligatorio para todos los casos hasta 2026, empezar ahora te da ventaja competitiva.

Cuando la falta de gobernanza te cuesta caro

El chatbot de Air Canada prometió un descuento que no existía. El cliente demandó. Air Canada argumentó en el juicio que «el chatbot es una entidad separada, no nos representa». El tribunal básicamente les dijo: «Ustedes son responsables de la información que da su IA». Air Canada tuvo que pagar.

Más cerca de casa, la Agencia Española de Protección de Datos multó con €250,000 a La Liga y €40,000 a Osasuna por usar sistemas biométricos sin base legal adecuada. Y Amazon, que podríamos pensar que sabe lo que hace con la tecnología, desarrolló una IA para screening de CVs que discriminaba contra mujeres porque se entrenó con CVs históricos mayoritariamente masculinos. Tuvieron que eliminarlo completamente.

¿La lección? No es solo «usar IA». Es saber QUÉ hace tu IA y CÓMO lo hace.

Los mitos que te están costando dinero

«Solo aplica a empresas grandes». Falso. El AI Act aplica a cualquier empresa que use IA en contexto profesional en la UE. Da igual si tienes 5 o 5000 empleados. Las multas sí escalan con tu tamaño (hasta 7% de facturación global), pero las obligaciones de clasificación y compliance básico aplican a todos.

«Si no vendo en Europa, no me afecta». Si procesas datos de europeos (clientes, empleados, partners), te aplica. Como pasó con el GDPR, que pilló desprevenidas a muchas empresas americanas y latinoamericanas. España además está liderando la aplicación con AESIA, la primera agencia europea supervisora de IA, así que esto va en serio.

«ChatGPT tiene sus propias políticas, yo no soy responsable». Eres responsable como «deployer». Si un empleado tuyo usa ChatGPT para decisiones de negocio y causa daño, no puedes simplemente decir «es culpa de OpenAI». OpenAI es el «provider» con sus obligaciones, tú eres el «deployer» con las tuyas. Son roles distintos con responsabilidades distintas.

«Implementar gobernanza paraliza la innovación». Al contrario. Las empresas con gobernanza clara innovan MÁS rápido porque saben qué pueden hacer sin riesgo legal, tienen procesos establecidos para probar cosas nuevas (sandbox regulatorio), y sobre todo, no pierden meses deshaciendo implementaciones mal hechas cuando se dan cuenta del problema.

Plan práctico de 30 días

No necesitas contratar consultores caros ni parar tu negocio. Una buena estrategia es empezar con visibilidad. La primera semana, envía un email a todos los managers con una pregunta simple: «Lista todas las herramientas con IA que usa tu equipo». También revisa subscripciones y gastos buscando herramientas AI que quizás compraste hace meses y olvidaste. Documenta todo en una hoja de cálculo simple (no hace falta un sistema sofisticado todavía).

La segunda semana toca clasificar. Usa el EU AI Act Compliance Checker que es gratuito. Marca en rojo cualquier uso que sea claramente alto riesgo (RRHH, crédito, decisiones automatizadas sobre personas). Para los casos rojos, lo ideal es hacer una pausa temporal hasta que evalúes el compliance necesario (créeme, es mejor pausar una semana ahora que lidiar con una auditoría sorpresa después).

La tercera semana es momento de establecer reglas básicas. Documenta una política de una página donde quede claro qué se puede hacer, qué no se puede bajo ningún concepto, y quién tiene autoridad para autorizar nuevos usos. Define responsables por departamento, porque si «todos son responsables», nadie lo es realmente. Y comunica esto a toda la empresa, no solo a los managers.

La cuarta semana dedícala a formación mínima. Una sesión de una hora para todos con conceptos básicos, riesgos principales, y obligaciones. Una sesión más larga de dos horas para usuarios frecuentes con mejores prácticas y casos reales. Y documenta la asistencia, porque aunque no sea obligatorio hasta 2026, vas a agradecer tener esto documentado cuando llegue el momento.

Después de este mes inicial, los próximos pasos incluyen hacer evaluaciones de impacto para sistemas de alto riesgo, implementar controles técnicos (logs, monitorización), y establecer una revisión trimestral de nuevas herramientas. Pero eso ya lo haces con más calma y claridad.

La oportunidad que nadie ve

Aquí está el secreto que pocas empresas entienden: la gobernanza de IA bien hecha NO es un coste. Es una ventaja competitiva brutal.

Tus clientes B2B cada vez preguntan más cosas como «¿Cómo gestionáis la IA en vuestros procesos?», «¿Podéis certificar que vuestros sistemas son seguros?», o «¿Cómo garantizáis que no hay sesgos en vuestras decisiones automatizadas?». Las empresas que pueden responder con documentación sólida, procesos claros y certificaciones oficiales ganan contratos. Las que responden «ehhh, usamos ChatGPT pero no sabemos exactamente cómo» los pierden (y he visto esto pasar más veces de las que me gustaría admitir).

ISO 42001, la certificación de gestión de IA, ya existe. Las empresas que la están obteniendo la usan en su material comercial como diferenciador. En sectores regulados como banca, salud, seguros o gobierno, la gobernanza de IA está pasando rápidamente de «nice to have» a «sin esto ni te presentas a la licitación».

Tu próximo paso

No dejes esto para «cuando tenga tiempo». Aunque las obligaciones completas para alto riesgo lleguen en 2026, esperar al último momento es mala estrategia. Necesitas tiempo real para clasificar correctamente tus sistemas. Si descubres que tienes casos de alto riesgo, los cambios en procesos y documentación no se hacen en dos semanas. Y tus clientes B2B ya están preguntando por esto en las conversaciones comerciales.

La ventaja competitiva es para quien se adelanta, no para quien corre desesperado en 2026.

Si después de leer esto piensas «necesitamos ayuda para implementar esto correctamente», ese es exactamente el insight correcto. La gobernanza de IA no es un proyecto de fin de semana (aunque algunos lo intenten). Lo ideal es empezar esta misma semana con pasos concretos: descarga el checklist de compliance del AI Act, dedica dos horas a hacer el inventario de sistemas de IA, clasifica tus casos de uso por nivel de riesgo, y si encuentras algo de alto riesgo, diseña un plan de compliance realista para 2026.

Tienes tiempo hasta 2026 para estar compliant con alto riesgo, pero cuanto antes empieces, menos caos tendrás. ¿Necesitas ayuda para evaluar tu situación? Hablemos. Una consultoría de diagnóstico puede ahorrarte literalmente meses de trabajo al clasificar correctamente tus sistemas y diseñar un roadmap que tenga sentido para tu realidad específica.

Porque la pregunta no es «¿debería implementar gobernanza de IA?».

La pregunta es: ¿Quiero liderar o ir corriendo detrás de la regulación en 2026?

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